En 1985, Ultimate Play The Game, conocida por sus aventuras isométricas y atmósferas misteriosas, decidió dar un giro inesperado con Outlaws, un juego de disparos ambientado en el salvaje oeste para el Commodore 64. Nada de castillos encantados ni robots espaciales: esta vez, el protagonista era un jinete solitario enfrentándose a bandidos en plena pradera.
La historia, como era costumbre en Ultimate, venía envuelta en una narrativa críptica y poética. Un grupo de forajidos había sembrado el terror por todo el territorio, y los habitantes rezaban por un salvador. Así surgía el “Lone Rider”, un misterioso vengador sin pasado, armado con su revólver y su caballo, dispuesto a restaurar la justicia.
A diferencia de títulos anteriores como Entombed o The Staff of Karnath, Outlaws es un juego de acción lateral puro. El jugador cabalga en ambas direcciones, dispara a los enemigos, esquiva obstáculos y puede agacharse en la silla para evitar balas. De vez en cuando aparecen civiles, y dispararles por error penaliza tu puntuación. La mecánica es sencilla, pero efectiva para la época.
Visualmente, el juego fue bien recibido: animaciones fluidas del caballo, escenarios coloridos y un estilo gráfico que capturaba el espíritu del western. Sin embargo, la crítica no fue tan amable con el conjunto. Revistas como Zzap!64 lo calificaron como “mediocre” y “falto de profundidad”. La música también fue criticada por estar por debajo del estándar habitual de Ultimate.

Outlaws se lanzó al mismo tiempo que Gunfright para ZX Spectrum, otro western con más éxito. Aunque no alcanzó el nivel de sus hermanos mayores, Outlaws representa un intento valiente de diversificación por parte de Ultimate. Y para los coleccionistas y fans del C64, sigue siendo una curiosidad digna de mención que puedes descargar aquí.