Podemos deducir que el en proceso productivo de Erbe salía relativamente barato fabricar las cintas en grandes cantidades. No conozco los datos en detalle, pero pongamos que la unidad mínima que se pudiera encargar a la duplicadora fueran mil cintas (probablemente fueran más, cinco o diez mil).
Siguiendo esta hipótesis, las carátulas se imprimían de acuerdo con las expectativas de venta, y luego en función de cómo se fuera colocando cada juego o pack. Esto daría lugar a un excedente constante de cintas por cada lanzamiento... que Erbe revendía a empresas como IBSA y Software Center.
Gracias a Ángel García Delgado sabemos que IBSA se creó a partir de un editor/distribuidor de cintas de quiosco y gasolinera. Este empresario comercializaba lo mismo álbumes de cromos que cintas de El Fary, en esos dos canales de distribución; y con los excedentes de Erbe/MCM obtuvo tantos beneficios que decidió montar Iber (Casanova, Toi Acid Game, Defcom 1).
El caso de Software Center no lo conozco, no sé si les salió tan rentable. SC editó juegos propios (en CPC, Amsilvania Castle, Gorbaf el Vikingo) y utilidades (en CPC, Jaume's Basic, Jaume's Sprites, Graph Pack...), y además comercializaron estos excedentes del Erbe 88 con las carátulas en catalán, cosa bastante exótica en la época. Los sujetos que siempre aparecen en los créditos de SC son Jaume Minguella y Salvador Casamiquela, a los que habría que dedicar algo de atención, porque cuando se habla de editores españoles de los ochenta siempre nos acabamos refiriendo a los mismos :_D