A long, long time ago... Cuando los profesores aún te podían sorrajar tremendo sopapo por no poner atención en clase,
tuve uno que también me enseñó retórica, oratoria y dicción
Entre los primeros trucos que aprendí de él para hablar en público, el que me sirvió mucho al principio fue el de no enfocar la mirada ni al público o al interlocutor, para no sentir presión alguna por ser observado.
A medida que adquieres confianza y mayor experiencia, puedes dar la impresión de que sí ves a la gente, aunque el principio se mantiene: Los ojos abiertos, pero sin ver